domingo, 24 de noviembre de 2013

Las decisiones.

Una decisión. Un "sí", o un "no". Un "ir", o un "quedarse". Un "hacerlo", o un "darse la vuelta".

Una decisión puede tener o no relevancia. Mentira. Una decisión siempre, siempre tiene una consecuencia. Una decisión es un presente que decide el futuro. Es la manera de llegar a la cima o de comprobar cuán profundo es el abismo. No hay vuelta atrás.

Pero, ¿qué es una decisión? Una decisión es la respuesta que se tiene que dar a una pregunta, con un margen de milésimas de segundo para pensar, para analizar. Es, casi, una respuesta no decidida por nosotros: un acto reflejo del cerebro, el cual cree que hace lo mejor para él, no para nosotros. Pondré un ejemplo: estamos ante una situación en la que la tensión aumenta, el cuerpo entra en un estado de nevios, y el cerebro lo sufre, puesto que se liberan unas sustancias en la sangre que detecta como negativas y amenazas. Entonces es cuando se nos presenta el dilema, y el cerebro debe tomar la decisión, la que crea más conveniente para eliminar ese estado de nervios de nuestro cuerpo, aunque no sea la que más nos favorece socialmente.

¿Cuándo ocurre esto? Probablemente, la decisión que yo tomé de escribir estas líneas con un bolígrafo negro no tengo consecuencias directas. Pero quizá ese "No." ante la pregunta de "¿Puedo hablar contigo?" o esa aparente evasión ante una mujer que me atrae sí que tenga consecuencias directas. Quizá si hubiera respondido con un "Sí." o si me hubiera despedido de esa chica hubiera arreglado el problema o hubiera empezado algo nuevo. ¿O no? ¿Y si hubiera respondido eso y hubiera terminado con dos problemas, en vez de arreglar uno, y la chica me hubiera rechazado?

Esto, dama o caballero, es una decisión. Un "algo", una especie de bifurcación de caminos, en los que al final hay un muro, y tenemos que escoger entre saltarlo o no, sin vuelta atrás, sin poder asomarse para comprobar qué hay al otro lado. Pero lo que sí podemos escoger es entre ir por el camino asfaltado, o por el de piedras, y no tiene por qué tener mejor final el asfaltado, por ser el más confortable. Es más, normalmente, no es así.

Yo creo que esto, querido lector, es cosa del llamado "destino".